lunes, 1 de febrero de 2010
martes, 24 de noviembre de 2009
Los actores toman las calles
En Navarra sólo hay una Escuela de Teatro. Es el único centro en esta Comunidad donde pueden formarse aquellos jóvenes que aspiran a ser actores algún día. Lejos de la estabilidad que deberían disfrutar debido al bagaje de 25 años de enseñanza que acumulan sobre sus espaldas, la Escuela se halla en una situación de precariedad permanente. "Este año la excusa para el recorte presupuestario ha sido la crisis. El año pasado era el alquiler, no sabíamos si nos iban a cambiar de edificio o si seguiríamos en el actual... Parece como si siempre molestáramos por algo", comentaba Maite Lafuente, una ex-alumna que ha tenido que vivir continuas luchas para reivindicar el papel de la Escuela. La última tuvo lugar el pasado 12 de noviembre, cuando los alumnos que desarrollan su formación allí actualmente salieron a la calle para manifestarse. ¿Por qué lo hicieron en esta ocasión? Por los recortes en los presupuestos que el Gobierno de Navarra había asignado a la Escuela. La subvención que la financia ascendió este año a los 480.000 euros, y para 2010 pretendían reducirla hasta 250.000 euros. La financiación procede de dos fuentes: el Departamento de Cultura y el de Educación. Este último sólo les había asignado un euro de partida presupuestaria. Los alumnos vieron que la situación se perfilaba como insostenible y decidieron hacerse oír. Para ello, no dudaron en desplegar su arte y hacer aquello que mejor se les da: teatro. Se vistieron de modo estrafalario para llamar la atención de los transeúntes, se encasquetaron llamativas pelucas para qye se les hiciera caso por una vez y se cubrieron las narices con bolas rojas de payaso, las cuales acababan de completarse con unos carteles en los que podía leerse: "Manda narices". Con ello, expresaban su enfado y su indignación. A todo aquel con el que se cruzaban lo interpelaban con la siguiente pregunta: "¿Qué ha pasau?", para simbolizar con esta interrogación el desconcierto que les provoca el que se los tenga tan poco en cuenta y se juegue tan a la ligera con la supervivencia del centro que los está dotando de formación profesional y en el que están fraguando su futuro y sus ilusiones.
"Estamos ya hartos de tapar heridas y no cubrir la realidad. Queremos una estabilidad para la escuela, para el local, que no nos vuelvan locos cada año y un presupuesto acorde con la calidad cultural que se está ofreciendo tanto en espectáculo como en formación", reclamaba Estefanía de Paz. Ella ya no estudia en la Escuela, porque terminó el año pasado, pero hasta tal punto se crean lazos en este centro, que los que salen de él siguen apoyando a sus compañeros y velan por su bienestar. Y es que, todos los que pasan por sus aulas se sienten muy agradecidos de lo que allí aprenden:
"Aprendes a valorar tu cuerpo, a de repente verlo como una herramienta de trabajo, una voz que puedes modular, un conocimiento personal, de cada músculo, la capacidad de poder transportar toda la emoción, lo que piensas, lo que sientes... eso es riquísimo. Entrar en la escuela me ha cambiado la vida", aseguraba Estefanía.
"Yo llevo en la escuela desde los seis años, y allí he pasado los mejores años de mi vida. Como alumno te duele esta situación, porque peligra tu formación. Como persona, mucho más. Para mí, la Escuela es mi casa. Me encantaría dedicarme a la interpretación profesionalmente y hacerlo en Navarra y que tuviera salidas para poder hacerlo, actuar en una compañía y montar espectáculos de calidad, cosa muy difícil hoy en día", corroboraba Fermín Cariñena.
Otra de las reivindicaciones que expresan es que se apruebe la oficialización de la formación que reciben, algo que no han conseguido en los últimos 25 años.
"Nos gustaría que se reconocieran el trabajo que hacemos y una oficialización de lo estudios. Actualmente no consigues ningún tipo de graduado y creemos que debería ser oficial porque cumple las condiciones para serlo. Queremos que se nos tenga un poco en cuenta", se quejaba Javier Pellicer.
Y es que el esfuerzo que estos estudios requieren debería recibir un reconocimiento
"Son tres años en los que estamos al pie del cañón de nueve de la mañana a tres de la tarde, muchas tardes nos toca estar ensayando, montando... Es un oficio muy sacrificado, porque debes tener una constancia de entrenamiento tremenda y eso no se valora. Además, el nivel de esta Escuela es altísimo. Hay gente que se va a Madrid, a universidades de teatro, y comprueban que no tienen el valor y la calidad de la de aquí. Es una formación dura, cansada, todos los días tienes que sudar. A los futbolistas les pagan por sudar, ¿no? Pues a nosotros también. Es una queja a nivel social, de que nos traten bien a los actores y al mundo de la cultura, que no nos tengan mareados. Queremos una estabilidad para poder crear, si no, nos paralizan", explicaba Estefanía.
"Es ridículo. Para ser capital de la cultura hay que cuidarla mucho y tener una cantera actoral propia. Si no tenemos una forma de actuar propia, unas compañías propias a las que les demos ventajas, ¿cómo vamos a pretender ser capital de la cultura? Es un poco ilógico", remarcaba Fermín.
Me parece penoso que se nos trate así, sobre todo en el momento en que se está exigiendo que Pamplona sea capital europea de la cultura en 2016. Y no solo por la escuela, sino por otros ámbitos culturales. Aquí no hay nada. Sólo se hacen edificios culturales y monumentos, pero la esencia de la cultura no se mueve para nada. Aquí en Navarra, cada vez que hay algún tema cultural, la gente va, conecta muy bien. La prueba está en que cada año la Escuela ha ido a más. Tuvieron 18.000 espectadores el año pasado en los diferentes actos que se han hecho. Las cifras están ahí, la gente necesita ver algo", afirma Maite.
Estefanía aporta otros argumentos para justificar la avalancha de apoyo y de complicidad procedente de diferentes colectivos que dicen haber recibido en la Escuela:
Finalmente, lograron que en los Presupuestos Generales del Estado les restituyeran la misma cantidad de subvención con la que contaban hasta ahora. Eso sí, ha tenido que ser el Estado, y no el Gobierno de Navarra, el que los financie.
"Esto no deja de ser una tirita, un parche.
Pienso que el problema es de la sociedad, entre la que me incluyo. Estamos cada vez más acomodados y perezosos, nos enteramos menos, pero cuando te pilla más de lleno te das cuenta de que hay que moverse como sea y la gente sí te apoya, pero tienes que ponérselo todo en la cara, decírselo muy de cerca. Esta sociedad tristemente nos está haciendo apoltronarnos porque estamos muy cómodos", cuenta Iker Wichi, un alumno de segundo.
Y, precisamente para evitar ese apoltronamiento y revelar a la opinión pública los problemas con los que el arte y la cultura debe enfrentarse a diario, salieron los alumnos de la Escuela de Teatro a la calle, con color, alegría y respeto. Las imágenes, para que nos enteremos todos, están aquí y hablan por sí solas: la leída de un manifiesto, una conga y reparto de carteles, uno de ellos al propio San Fermín.
lunes, 23 de noviembre de 2009
Retratos
-¿En qué te gustaría trabajar en un futuro?
Como director, montador, en cine de animación, en radio, en tele, en publicidad, periodismo deportivo... ¿si no sueño ahora, cuando voy a soñar?
-¿En qué crees que te puede ayudar la fotografía en tu futuro profesional (si es que crees te puede ayudar en algo)?
En mucho. La fotografía es la base del cine, de la tele, de la publicidad...
-¿Cuál es la foto que más te ha impactado?
De momento, esta
-¿A qué personaje (uno histórico y otro contemporáneo) te gustaría fotografiar?
A Zach Braff (un actor de una serie que me gusta mucho, Scrubs), y a Walt Disney, por ejemplo.
-¿Fue algo vocacional estudiar Periodismo? ¿Qué otras opciones te planteaste?
- Creo que el que no estudia Periodismo de manera vocacional, se ha equivocado de carrera. El Periodismo es una profesión a la que creo que hay que dedicar el cuerpo y el alma para hacerlo bien, el que no está dispuesto a ello (y para estarlo hay que sentirlo como una pasión), nunca será nadie en ese mundo.
En mi caso, claramente es algo vocacional. Mis padres tienen una farmacia cada uno, así que estudié el Bachillerato de Ciencias de la Salud con la "esperanza" de que se me quitara de la cabeza la idea de estudiar Periodismo. Yo tenía muy claro lo que quería hacer, pero a la vez era una decisión difícil: una buena vida asegurada frente a la enorme posibilidad de ganar 600 euros al mes y ser una mediocre toda mi vida. Mi padre, farmacéutico y periodista frustrado, siempre me dijo que yo tenía que hacer lo que de verdad me gustara. Finalmente, creo que lo que me hizo decidirme fue que el Periodismo, al menos, me ofrece la oportunidad de intentar cambiar el mundo.
-¿Dónde querrías trabajar en un futuro? (Medio y sección)
- Me encantaría trabajar en un periódico. Si pudiera escoger el que quisiera sería en el "New York Times"; si tengo que bajar un poquito el listón, me quedaría con "El País". Es curioso, pero no me importaría escribir para la edición online, me parece que da mucho más juego. La sección no la tengo tan clara, me gustarían muchas cosas, aunque sobre todo la política, mejor si es internacional (conflictos, diplomacia, pactos...).
-No me puedo resistir a formularte la pregunta obligada a todo periodista, ¿crees que los periódicos están abocados a la extinción?
- Los periódicos no están abocados a la extinción, siempre habrá personas a las que la idea de leer las noticias del mundo en su sofá de siempre a la hora exacta les parecerá lo más maravilloso del mundo. Lo que sí pienso es que se convertirá en algo marginal (salvo que se innove dentro este sector y se inventen nuevas fórmulas... Espero que así sea); pues el futuro de la prensa escrita está en Internet, dónde no se trata de escoger entre las noticias limitadas que se te ofrecen, sino que si te interesa un tema puedes profundizar, contrastar informaciones... y si no te interesa, pues no abres la noticia.
-Profesional de referencia. Tu ejemplo a seguir dentro de la profesión y por qué.
-La verdad es que no tengo ningún profesional de referencia. Me quedaría con lo mejor de cada periodista: la cultura de uno, los contactos de otro, la ética del de allí... No conozco ningún periodista que piense como yo respecto al mundo, con el que me sienta identificada y desee imitar, aunque he de reconocer que mis conocimientos son muy limitados. Sin embargo, me gustaría poder hablar y ser escuchada como Iñaki Gabilondo, admiro el esfuerzo de Silvia Intxaurrondo y su tenacidad, que le ha permitido sentarse al lado de un veterano a pesar de su juventud, y admiro a todos los fotoperiodistas y corresponsales de guerra por el valor que demuestran.
-¿Qué noticia te gustaría dar?
-Hay tantas noticias que me gustaría dar... La paz mundial permanente, la igualdad entre el Norte y el Sur, el fin del hambre en el mundo, el hallazgo de la cura contra el cáncer... Sin embargo, me contentaría con poder hacer un reportaje o una noticia, bien fundamentados, de que todos los gobiernos del mundo, apoyados por sus ciudadanos, están haciendo lo máximo posible para alcanzar estos objetivos.
martes, 17 de noviembre de 2009
Bodega de Otazu
Pero ahora ya era tarde. La jornada había concluido, de una forma inmejorable. Todos le habían hecho preguntas sobre los aspectos más rebuscados de la bebida de uva fermentada. Para algo era el referente indiscutible del vino. Pensó que al día siguiente su frase más célebre aparecería impresa en todos los periódicos, para acabar de aquilatar la impresión general que resumía su existencia: "El vino es mi vida". Y, al pensarlo, una sonrisa irónica se le desparramó en la cara. Pobres periodistas. Qué crédulos eran, se dijo mientras se metía en la cama, desenroscaba con dedos trémulos de emoción la tapita de una petaca y se echaba al coleto con deleite indescriptible un buen trago de güisqui. No había bebida sobre la faz de la tierra que le gustara más.
domingo, 15 de noviembre de 2009
Álvaro Ybarra
Álvaro Ybarra Zavala nación en Bilbao en 1979. A pesar de su juventud, es ya un experimentado fotógrafo que se ha curtido en innumerables conflictos. Empezó su carrera a los 19 años, nada más y nada menos que en Ruanda. El tema surgió mientras se "tomaba unas cañas". Y desde entonces no ha parado y la lista de países que ha visitado pertrechado con su cámara Nikon D700 se alarga hacia el infinito, con destinos a cada cual más impresionante: Irak, China, Afganistán, Sri Lanka, Chechenia, Líbano, Sudán, Colombia, Bolivia, Birmania, Burundi, Los Grandes Lagos, el Chad... Parece que todos los puntos candentes del mapamundi han desfilado por su objetivo. No en vano, se pasa viajando entre 310 y 320 días del año. Él asegura que la única forma que existe de introducirse en el sector es la de "coger una cámara y largarte, por tu cuenta. El problema está en que no nos ayudamos entre los propios fotógrafos, pero estamos hablando de un trabajo que implica una labor social importante y yo no me planteo competir. Cuantos más seamos y más espacios y realidades podamos cubrir, mucho mejor".
Su álbum y sus historias
Congo
Desplazados en Kibati
General tutsi rebelde
Muje en un campo de refugiados
Soldados congoleñosApocalipsis Congo. Mutilaciones.Civiles disfrazados
Afganistán
Ejército afgano en NuristánPolicía corrupta
Drogadictos en KabulHospital de tuberculosos
Cometas en Kabul
Roheda, niña afgana
Afsana, niña afgana
Hosha, niña afgana
China
La ciudad de JilinPozos petrolíferos en la ciudad de Daquing
La contaminación de Daquing ha motivado que muchos niños nazcan con deformaciones. En el centro "Pequeño cisne" los atienden.
La insalubres condiciones ambientales han provocado que a Zhao Xiuting Hongwei le crezca un tumor en la caraLa polución no permite que el sol luzca en la ciudad de Tiajin
Muchos chinos, como Gui Xinzhu, están emigrando a las ciudades
Pero lo que encuentran en las grandes urbes como Pekín son trabajos en la construcción de rascacielos, a 150 metros sobre el suelo y ¡sin arnés de seguridad!
Colombia
Dos guerrilleros, Flaco y Pastuso
Patricia, una guerrillera, se acicala en plena selva
La cocaína del narcotráfico
Su técnica
Que sus fotos sean siempre en blanco y negro no responde a una postura artística. De hecho, dice sentirse más cómodo con el color, pero por cuestiones técnicas no lo usa: limita y es más exigente.
"El color tiene mucho más que darte: puedes jugar con dominancias, con sensaciones, el color es un elemento extra que tú añades a la foto, pero también la luz determina mucho las horas en las que puedes trabajar". Y el tipo de fotos que hace no le permite estar a merced de esa coyuntura.
En cuanto a composición, opina que una foto, cuanto más simple, más real. Por ello está volviendo a la película de la simplicidad, la TRI-X 400.
Y es que también sigue tirando en analógico, con un juego de Nikon F6, y en Medio Formato con película de 120 y una antigua Yashica Mat 124G. Siempre se encarga del procesado. "Incluso en película lo escaneo yo mismo", afirma.
En cuanto a su estilo, cuenta que siempre ha fotografiado lo que le llamaba la atención. "No soy consciente de buscar uno u otro estilo. Me gusta disparar con velocidades muy lentas y que te metas. Para mí, la foto buena es la que llega".
Por otro lado, su método es el de disparar poco. "Porque me he criado con la película, incluso con digital tiro poquísimo. Si tiras 2.000 seguro que hay algún momento interesante, ¿pero realmente lo has visto o ha sido suerte? Me pone nerviosísimo cuando tengo un fotógrafo al lado que va como haciendo cine, taca-taca-taca-taca".
Mi valoración
Álvaro Ybarra me parece un fotógrafo de mirada limpia, que se aproxima a todas las historias que ansía contar con respeto, honestidad y valentía. Fotografía realidades muy diversas, pero a todas las trata con una enorme sensibilidad. Retrata la dureza, pero no se regodea en ella. Es capaz de hallar la belleza en lo que aparentemente no es hermoso. El blanco y negro confiere una gran elegancia a sus fotografías, aunque para él no se trate de una cuestión estilística. Aporta enfoques originales y, cuando puede, ofrece puntos de vista que permiten vislumbrar que no todo está perdido. Ahonda en lo humano, ya esté plasmando la mirada cristalina de una niña afgana o la brutalidad de un soldado congoleño. Y esta voluntad de entender la humanidad a través de sus fotos es la que le ha permitido extraer estas sabias conclusiones: "En las formas somos diferentes, pero en el fondo no. Todos los caminos llevan a lo mismo. Todo lo que es diferente en forma lo consideramos enemigo, una amenaza, y nos da miedo abrirnos a esas diferencias que en realidad nos enriquecen. Personalmente, soy un loco del ser humano, con sus cosas buenas y malas, pero en definitiva, es lo que somos".
Por eso, Álvaro Ybarra es un fotógrafo que no juzga, que no imparte lecciones, pero que a la vez denuncia, que nos conmueve, que nos hace entender el mundo y a sus verdaderos protagonistas, la gente común, que es la que al final mueve la Historia, en su justa medida. "En un conflicto armado todos son víctimas, incluso los verdugos. Evidentemente, yo no puedo mirar de la misma manera a alguien que ha violado a cinco mujeres que a otro que no lo ha hecho. La imparcialidad no existe, pero como fotógrafo lo que quiero comprender es la doble moralidad. Me interesa averiguar qué hay detrás de cada protagonista y como fotógrafo no entro a juzgar".
Así pues, sus fotos son muy cercanas y, por encima de la raza, la nacionalidad, el sexo o la religión, lo que nos ofrece son seres humanos en su vida diaria, aun cuando ésta se desarrolle en medio de la más cruda barbarie. Logra alcanzar esa intimidad actuando según él, "como ser humano, tratando a la gente de igual a igual. Soy un testigo, así que no hago preguntas. Nadie se siente cómodo cuando un fotógrafo se mete de la noche a la mañana en su casa. Para ganarme esa confianza me armo de paciencia, estoy mucho tiempo en el terreno y me voy a vivir a las comunidades. No piso los hoteles. Soy muy consciente de que nadie me ha llamado, pero si actúas con respeto y asumes sus mismas circunstancias, las personas siempre se acaban abriendo y entonces es posible contar una historia". Así se explica el secreto de que se haya convertido en un genial contador de historias y en un gran retratista del ser humano. Se nota que le gusta la gente y comprometerse con ella. Su arte es, sin duda, el mejor modo de hacerlo.
Una de sus fotos más conocidas: la marine estadounidense fotografía a un niño iraquí que la apunta con una pistola de juguete. Media hora después de que Álvaro Ybarra tomara la foto, el coche donde viajaba la soldado voló por los aires al explotar una bomba. Álvaro Ybarra viajaba sólo dos coches más adelante.